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martes, 15 de marzo de 2011

Manual de conquista. Parte 7: la distancia.

Es innegable que la gente que en un bar o discoteca se dispone a ir hacia el lavatorio, toilette o baño sin más, trata de aprovechar al máximo la distancia entre su habitual ubicación y el recinto donde se produce la higienización. Este individuo afina a más no poder su visión para saber qué seres de interés se encuentran en el lugar, para registrar posibilidades de acercamiento y bien para comprobar que conoce o no a alguno de los concurrentes.

Precisamente por esto, quienes nos encontramos cerca del paso de esta persona, tenemos que considerar que estamos siendo sutilmente (o no, dependiendo de la personalidad del transeúnte) investigados para sus fines personales o, como mínimo, somos observados.

Con respecto a otro tema que se relaciona directamente con la distancia, me referiré a la ceremonia de despedida entre dos personas. Una vez consumado el saludo afectuoso que a cada uno naturalmente le surja en ese dulce momento, es recomendable en un lapso cercano a los 10 minutos posteriores al alejamiento (es directamente proporcional el periodo de tiempo transcurrido con el grado de molestia provocado), enviar un mensaje de texto alusivo al encuentro, ya sea con detalles que continuaron rondando en la conciencia, o bien simplemente con expresiones cálidas y/o excesivamente minuciosas y erógenas. No corresponde en ningún caso realizar llamados telefónicos, y mucho menos decir algo que no ha sido mencionado con anterioridad. Mucho menos emprender un retorno hacia el punto de finalización de la actividad compartida, sea este el hogar propio, la casa de una amistad, un parri-pollo, o el domicilio de una tercer persona en la historia.

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