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jueves, 6 de octubre de 2011

La colilla en el tacho, por favor


No fue una de mis mejores semanas, y en un intento patético por buscar donde no se encuentra nada, me escapé de la oficina y me fumé un cigarrillo.


Bajé, vi el sol, el cielo. El día estaba hermoso. Fui hasta el quiosco que sé que vende sueltos y me compré uno solo. A la media cuadra me di cuenta de que no tenía encendedor, me acerqué a alguien que estaba contra una pared fumando y le pedí fuego. Caminé hasta un lugar algo alejado de la puerta y me senté abajo del solcito. Cerré los ojos y giré mi cabeza hacia arriba para captar la mayor cantidad de luz posible.

De pronto un chico se me sentó al lado y me pidió fuego. Me causó gracia pero no me reí, se iba a notar que era amateur. La solidaridad en este rubro es primordial por lo que le dejé prender su cigarrillo con el mío, que ya estaba por la mitad. Por un momento me sentí un poco incómoda, pero de pronto empezó a contarme lo que le encantaba sentarse en ese lugar y dejar la mente en blanco un rato. Fue como si nos conociéramos o como si se hablara a él mismo. Terminé primero pero no me levanté. Él se apuró con el suyo y apenas lo apagó, tiró la colilla al piso, me saludó, me agradeció y se fue.

Observé alrededor, aunque hay tacho de basura por todos lados, el suelo está lleno de colillas. ¿Es una especie de marca personal del fumador? Y muchas veces las dejan aún prendidas… no entiendo, bastante se contamina mientras se fuma, cuando terminás apagalo, ¿no?

Otra cosa que advertí es que el chico tenía razón: esos diez minutos lejos del barullo son absolutamente necesarios. Los que aprecian esos diez minutos son solo los que fuman. Mientras, los que no fuman están completamente atareados con lo que están haciendo y no paran ni un minuto para respirar un aire distinto. Nadie sale a caminar ni a dar una vuelta a la manzana siquiera.

Es casi irónico que para aprender a disfrutar del día un poquito más, haya que incorporar un hábito que va tan en contra de la salud. Obviamente que no todos los que fuman lo hacen para admirar las mañanas y las tardes, lo sé. Igual propongo hacer una movida para que los no fumadores tengan el hábito aunque sea de mirar por la ventana dos veces al día. Basta de políticas laborales de concentración absoluta durante la jornada, creo que la mejor forma de rendir bien es ser proactivo con el tiempo, saber priorizar y hacer pausas, descansar, reírse, moverse, distenderse durante todo el día. 

Si los no fumadores también salieran una vez a media mañana y otra a media tarde a despejarse, invitarían a los fumadores a dejar de fumar, interactuarían todos de otra manera, conocerían más gente y serían más felices. No me vengan con que la felicidad no existe o que no se es feliz simplemente charlando con gente, yo no sé si la felicidad como concepto existe pero no ver el cielo de lunes a viernes afecta en el humor, en la actitud y la forma de tomarse las cosas.

Si después de leer esto, vos, fumador, esto te parece una idiotez escrita por alguien que evidentemente no entiende la esencia del verdadero fanático del cigarrillo, si creés que no es posible ni quitarse el mal hábito ni hacer que los que no fuman salgan al aire libre al menos 5 minutos por día, cuando termines el pucho, apagalo y tirá la colilla en una tacho de basura. Gracias.


Mientras tanto yo voy a poner en práctica mi iniciativa, aprendiendo a disfrutar un poco más y esperando que este chico vuelva a sentarse al lado mío a charlar un rato, aunque no esté fumando.


Zappa.

8 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. Hay veces que los no fumadores nos sentimos excluidos y no podemos compartir charlas o un momento de distraccion con nuestros compañeros solo porque no fumamos. Chau, me voy a ver el sol (aunque llueva)

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  2. bravooo bravo!! clap clap clap estoy de acuerdo con la total anulacion de politicas de concentracion absoluta en toda la jornada laboral!!!! en donde trabajo se lo llama boludear, porque nose van un poquito a tomar aure en la esquina?!?!?!??! grgrggrr

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  3. 1)No entiendo por qué se asocia un hábito saludable como desconectarse de la rutina y salir a tomar un poco de aire fresco con otro hábito que de saludable no tiene absolutamente nada.
    El fumador es fumador. Y punto. No hay por qué hacer de la dependencia al cigarrillo la apología de los espíritus libres.
    2)La felicidad, precisamente, existe como concepto, in abstracto, ya que en la realidad es, apenas, una ráfaga, un destello del que tomamos conciencia en forma retroactiva, una vez que pasó. En el momento, cuando el prodigio de su magia nos roza, rara vez nos damos cuenta, y si lo hacemos, al intentar apresarla, lo más probable es que se nos escape entre los dedos sin poder evitarlo.
    La felicidad es algo que en general ocurre en el pasado, cuando el presente nos da la posibilidad de saberlo.
    3)Por último, estoy completamente de acuerdo en que las colillas se apaguen con cuidado y luego se las arroje al tacho de basura. En este punto, no hay ninguna discusión. (Y si vuelve el chico, que se tome el trabajo de juntar también las que dejó tiradas antes.)

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  4. te compraste un cigarrillo solo? donde? pense que habia una ley que no te dejaban comrpar mas, ni eso ni pedir fuego en el kiosko,,, let pedorra si las hay

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  5. Esta Carla D. me suena a que la conozco de algún lado!

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  6. Carli es amiga mía; y de las mejores. No aguanta el humo ni las colillas encendidas ni los fumadores ni los jefes plúmbeos ni las oficinas sin ventanas ni las jornadas laborales completas ni la polución ambiental ni los perros pekineses ni el 90% de sus dueñas o dueños. Fuera de todo eso es un primor de persona.

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  7. Yo tengo un perro pekinés y no soy ningún insoportable; y mi perro tampoco.

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  8. OK Celebremos. Vos estás incluido en el 10% restante (pero por las dudas, la próxima vez, comprate otro perro).

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