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miércoles, 19 de octubre de 2011

Elecciones 2011

Hoy, no quiero hacer lo que algunos, conmemorando aniversarios relacionados con la polifonía de las aguas finamente gasificadas. Hoy, en vísperas de las elecciones que decidirán quiénes nos gobernarán por un nuevo período, quiero reflexionar sobre los candidatos.

No me voy a poner en moralista ni mucho menos. Solo quiero remarcar que hace casi diez años, entre cacerolazos y asambleas barriales, exigíamos ¡que se vayan todos! Y luego de casi una década, viendo las actuales campañas y las propuestas de los candidatos, yo quisiera clamar a gritos: ¡QUE VENGA ALGUNO!

Y cuidado, que pedir que venga alguno no es lo mismo que pedir que vuelva uno en particular”, ni tampoco es invitar a un cambio nefasto de sistema, porque como concluimos con mi queridísimo amigo, jurista, filósofo y politólogo, Norberto “el Tano” Bobbio, “Derechos del hombre, democracia y paz son tres momentos necesarios del mismo movimiento histórico: sin derechos del hombre reconocidos y protegidos no hay democracia, sin democracia no se dan las condiciones mínimas para la solución pacífica de los conflictos”.

Entonces, porque el pan y circo ya hizo caer uno de los imperios más sólidos de la historia de la humanidad, y porque los ciudadanos pretendemos algo más de contenido, que simplemente la promesa de que vamos a seguir recibiendo prebendas que no promueven el progreso sustentable.

Porque tampoco es cuestión de votar a un candidato cuya única propuesta es apelar a la nostalgia y el cariño que sus propios antepasados despiertan en los votantes, y que en tono desafiante se propone como el único autorizado para criticar.

Porque no es bueno votar a quien se rodea de felinos y se mete en cualquier bolsa por el solo afán de llegar a donde ya estuvo, y pasó con pena y sin gloria.

Porque no estamos para líderes carismáticos que prometen compromiso con banalidades, y que para mostrarse impolutos deben vestirse de blanco, olvidando que los hábitos no hacen al monje.

Porque quienes se dicen honestos, puros y nobles, cuando tuvieron la oportunidad histórica de demostrarlo, se retractaron, y ahora solo se dedican a pronosticar finales apocalípticos.

Porque no es suficiente haber hecho muchas cosas en mil días, porque ser presidente implica gobernar mil días y sus noches también.

Porque no alcanza con un mensaje publicitario que prenda en las necesidades de la gente, se trata de propuestas de gobierno, no de la venta de un producto mercantil.

Porque no se puede confiar en alguien que tiene pseudónimo para actuar en política y se rodea de ex jóvenes, con un discurso que, además de vacío, ya fue superado en el mundo entero.

Por todo ello, declamo que votar es un derecho del hombre y en nuestro país una obligación, pero mucho más que todo ello, también es una responsabilidad.  Y en tal sentido, debemos hacerlo con sabiduría, con respeto por nosotros y por los demás, y despojados de partidismos, emociones y conveniencias mundanas.

Alejo Balducci, Turín, octubre de 2011.

2 comentarios:

  1. Más triste es que los que votan eligen por descarte o usando frases sin lógica del estilo de: "más vale malo conocido..."
    No olvidar que votar es una responsabilidad y que tendríamos que buscar razones inteligentes pensando en el país como unidad para elegir el candidato.
    Claro, es casi una utopía.

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  2. es muy gracioso ver esta nota en el blog de hielo para todos con una publicidad aleatoria a su derecha con el twitter de la señora presidenta. Seguila en Twitter dice... porque como vienen las cosas eventualmente durante su segunda presidencia la mayoria va a dejar de hacerlo en la vida real

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