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viernes, 25 de febrero de 2011

El insulto ucraniano

Después de años y años de investigación en la Europa oriental, y haberme interiorizado en la bibliografía del ilustre enciclopedista galo Tito D’Aguerre, puedo sostener que el insulto de origen ucraniano es letal. El solo hecho de escuchar dichas proliferaciones provoca en el más sano de los mortales, su instantáneo deceso. Experimentos realizados en la bonaerense Universidad de Bayauca en el año 2001, comprobaron dicha aseveración. De los más de mil cobayos “puteados” como parte del mencionado ensayo realizado por los científicos (con acentuadas tendencias conductistas, sobre todo bajo las influencias experimentales del ruso Ivan Pavlov), se pudo confirmar, luego de la correspondiente autopsia simultánea, que todos ellos habían perdido la vida y lógicamente los signos vitales gracias a las palabras recibidas alrededor de las 18 hs. (de fácil conclusión para usted, horario donde se había realizado dicha experimentación).

Para poner en conocimiento al lector, vale explicar un poco a qué me refiero cuando hablo del insulto ucraniano. En reiteradas ocasiones creemos tener claro cuándo nos están regalando adjetivos descalificativos, y afortunadamente para nosotros estos no son elaborados en el más puro dialecto del país europeo aquí investigado. Hay quienes intentan dar por tierra esta teoría, pero a modo de defensa de semejantes investigaciones, debo aclarar que de haber sido agredidos por un ucraniano o por alguien que maneja su dialecto con claridad, el idioma elegido no es ortodoxo de Ucrania. Estaríamos hablando de la deformación lingüística que introdujo (y por la fuerza) en el año 1837 el gobierno local para evitar el éxodo masivo hacia países limítrofes y la creciente mortalidad. Para resumir esta historia, lo que propusieron fue deformar las palabras de manera ínfima para evitar la muerte del receptor del mensaje. Por ejemplo, actualmente en el lenguaje croata le decimos beskoristan a alguien inútil (даремний: en ucraniano esta es la palabra, por lo que el ávido lector entenderá por qué pongo un ejemplo en croata, para graficar la idea). Con el ejemplo escogido, originalmente se iniciaba la palabra con la letra v, con una z en lugar de la letra s, o bien se utilizaba una c y se reemplazó con una letra k (para evitar ser cómplice de la reutilización de la palabra y la impune matanza indiscriminada, decidí no revelar la verdadera modificación establecida).

Después de varios años y muchas vidas perdidas para continuar con esta hipótesis con tantos intentos de refutaciones, hoy podemos saber con certeza que solamente se consideran inmunes de este maleficio a un reducido número de individuos. Para ser más exactos, solamente dos clases de seres humanos no se ven afectados por las consecuencias del insulto ucraniano, y estos son: los sordos y la gente con dislexia.

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